El activista chino-sueco Gui Minhai, dueño de una librería especializada en libros críticos hacia el Partido Comunista chino, fue condenado ayer a diez años de cárcel.
Según el Tribunal Popular Intermedio de Ningbo, el librero, que lleva varios años preso en su país de origen, se declaró culpable y no apeló su sentencia, que también incluye la pérdida durante cinco años de sus derechos políticos.
Copenhague, 25 de febrero (EFE).- El Gobierno sueco reclamó este martes a Pekín la puesta en libertad del activista chino-sueco Gui Minhai, dueño de una librería especializada en libros críticos con el Partido Comunista chino condenado ayer a diez años de cárcel por “dar servicios de inteligencia ilegales a países extranjeros”.
Según el Tribunal Popular Intermedio de Ningbo (en el este de China, ciudad natal de Gui) el librero, que lleva varios años preso en su país de origen, se declaró culpable y no apeló su sentencia, que también incluye la pérdida durante cinco años de sus derechos políticos.
“Exigimos que Gui Minhai sea puesto en libertad“, declaró a la emisora pública Radio de Suecia la ministra de Exteriores sueca, la socialdemócrata Ann Linde.
Linde aseguró desconocer que había un juicio en marcha contra el librero y resaltó que Estocolmo busca una confirmación oficial de Pekín antes de dar nuevos pasos.
“No hemos podido dar ayuda consular a un ciudadano sueco. Exigimos poder hacerlo ahora”, dijo Linde.
El caso de Gui ha provocado tensiones diplomáticas entre Estocolmo y Pekín, que se remontan al otoño de 2015, cuando cinco editores y libreros de Hong Kong críticos con Pekín desaparecieron misteriosamente para reaparecer bajo custodia china meses más tarde.
Todos menos Gui Minhai fueron liberados poco después tras la presión internacional.
Gui aseguró entonces en un mensaje de televisión que había vuelto a China para asumir su responsabilidad por la muerte de una joven a la que supuestamente había atropellado en 2003.
El librero fue liberado en octubre de 2017 tras cumplir una condena de dos años, pero meses después fue detenido por las autoridades chinas en un tren cuando se dirigía a Pekín junto con diplomáticos suecos para realizarse un chequeo médico en la embajada de Suecia y, desde entonces, ha permanecido retenido.
En una nueva comparecencia ante los medios declaró hace dos años que había sido manipulado por las autoridades suecas, que -aseguró- querían sacarlo del país “de forma ilegal” y vertió numerosas críticas contra este país europeo.
JUICIO A EXEMBAJADORA SUECA EN CHINA
Las relaciones entre ambos países se tensaron de nuevo en noviembre, cuando la ministra de Cultura, Amanda Lind, entregó un premio en ausencia del Pen Club a Gui, pese a las amenazas de represalia del embajador chino, que días después aseguró que los intercambios comerciales se resentirían.
La exembajadora sueca en Pekín afronta el próximo mes un juicio por organizar sin autorización una reunión secreta en Estocolmo relacionada con el caso de Gui.
La diplomática está acusada de actuación arbitraria en negociaciones con un poder extranjero, un delito castigado con hasta dos años de cárcel y que no se ha usado en Suecia en tiempos modernos.